Vivir es aprender a morir un poquito cada día, a dejar las cosas fluir,vivir es entender que es necesario aceptar la muerte, porque cada vez que algo cambia, hay algo que muere y algo que comienza a nacer.Muchas veces me da tristeza ver como hemos sido educados respecto a la muerte,a verla como una entidad separada de la vida, cuando en realidad o al menos yo observo y pienso que ambas son dos caras de una misma moneda en un contexto cíclico.
La importancia del proyecto de vida. Pocas veces reparamos acerca de la importancia de tener un proyecto de vida, incluso dentro de la terapia muchas veces se nombra este concepto pero por lo general no es tratado como un tema central como lo podría ser por ejemplo la angustia que aqueja a la persona o su relación de pareja Frecuentemente el proyecto de vida se relaciona con la adolescencia o la juventud, si bien en cierta manera esto es lógico, ya que son las etapas evolutivas en el cual vamos forjando nuestro proyecto esto es algo que debe continuar dinámicamente en la adultez y en la vejez. Ha sido curioso, justamente confirmando mi idea anterior que al momento de preguntarle a varios de los adultos que realizan un proceso terapéutico, no han sabido responder concretamente acerca de cual era su proyecto de vida. El tener un plan de vida es poder contar con un mapa que hemos confeccionado en base a lo que queremos y deseamos, una brújula que nos ira...
Si es cierto, vivir es aprender a morir porque siempre hay cambios en nuestra vida, personas van y vienen asi como los muchos cambios que sufrimos, todo va relacionado al ciclo y se repite una y otra vez. La vida y la muerte son cosas tan ligadas que es imposible ver solo una y dejar de lado la otra.
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