Los seres
humanos tenemos la costumbre de rotular las cosas, de poner etiquetas, tanto a
los demás cómo a nosotros mismos.
Esto en
cierta medida es una función natural que tiene nuestro cerebro para poder
organizar la información y tener un orden. En muchos casos, como por ejemplo
cuando nos sentimos mal y no sabemos que nos pasa, una forma de mitigar la
angustia y la incertidumbre es rotular con el nombre de una patología aquello
que nos pasa.
Con
frecuencia llega a mi consultorio personas que al preguntarles que les pasan,
arrancan diciendo “estoy deprimido” o “vengo a acá porque tengo depresión”.
Estas cuestiones si bien es un intento
fallido de poder poner en palabras los que no pasa, muchas veces generan una
mayor cantidad de fantasías de enfermedad y un aumento ansiedad.
La
Depresión como tal debe diferenciarse de otros trastornos del ánimo como por
ejemplo la tristeza, una situación de duelo, estrés, otros tipos de síndromes o
crisis evolutivas cómo la adolescencia, la menopausia en las mujeres,
andropausia en los hombres, etc. Patologías graves como las psicosis distímicas
entre las cuales encontramos la Depresión Mayor,
Se debe
realizar un diagnóstico precisó y determinar si se trata de Depresión
propiamente dicha o es un síntoma asociado a otro trastorno.
Para no
generar confusión y perder la posibilidad de clarificar expondré solo las
características de la depresión que aparece con mayor frecuencia en el
consultorio.
Respecto a
su origen puede ser variado, desde una situación de perdida, ya sea la muerte
de un ser querido, una separación, el estar expuesto de manera excesiva a
presiones, perdida de trabajo, conflictos irresueltos o trastornos físicos o
alimenticios.
Su inicio
es súbito y estará asociado al suceso o factor que la causa.
Su duración
puede ir de los 3 a
los 12 meses, en algunos casos un poco mas y se puede a cronificar si no se
trata.
Se
caracteriza por un estado de ánimo que es mas favorable por las mañanas y va
empeorando hacia la noche.
Aparecen en
el sujeto muchos sentimientos persistentes de tristeza, vacío, desesperanza, culpa.
Una visión muy negativa de las cosas y de sí mismo. También el sujeto suele
sentirse inútil e impotente.
Se pierde
el interés por las tareas cotidianas, no solo aquellas en relación al trabajo o
las obligaciones si no que también esas que nos causan placer, como los
pasatiempos, el ocio, el compartir con amigos, familia o pareja
Lo físico
también se ve afectado observándose falta de energía, fatiga, contracturas
musculares en especial en la espalda y zona cervical. Trastornos del sueño y
del aparato digestivo, como dolores abdominales, intestinales, alimenticios.
En síntesis
es importante más allá de los síntomas expuestos anteriormente que el terapeuta
realice un correcto diagnostico sin perder de vista las cuatro grandes áreas
del ser humano, lo físico, psíquico, social y espiritual.
La terapia de la depresión desde mi punto de vista
debe hacer foco principalmente en tres cuestiones, el factor que la causa, la
respuesta inadecuada que esta teniendo la persona frente a esta, debiendo
encontrar junto al terapeuta herramientas concretas y efectivas. Por último las
emociones que se ponen en juego en la situación.
Quizá lo mejor no sea etiquetar como nos sentimos, sin embargo si lo que se siente es lo que muchos llamamos “depresión” lo mejor es ocupar nuestro tiempo en algo que nos guste. Quizá una actividad relajante que podría ser la pintura, o bien algunos otros deciden buscar un trabajo de medio tiempo que les apasione
ResponderEliminarSuerte a todos y como dicen al mal tiempo buena cara.
Carmen