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Mostrando entradas de julio, 2012

Crecer en las diferencias.

En las relaciones humanas generalmente realizamos un camino casi “obvio”, el valorar principalmente aquello que solo que resulta afín a mi persona: lo parecido, lo igual, tener mismos gustos, ideología, puntos de vista similares frente a diferente situaciones de la vida. Esto es en esencia uno de los lugares de donde los seres humanos sostenemos la ilusión que tenemos los hombres de completarnos con los otros, el mito de la media naranja, dos iguales para ser uno. La mitología griega nos cuenta que los seres humanos en un principio éramos perfectos, solo uno, teníamos una forma esférica y contábamos con cuatro piernas y cuatro brazos. Poseíamos dos caras, una que refería a lo masculino y otra a lo femenino, de esta forma, rodábamos por la vida con un sentimiento de completud. Este estado de ausencia de falta o vacío llevo al humano, según la tradición griega, a ser arrogantes y a pensarnos como dioses. Posiblemente las mismas sensaciones y experiencias de que todo se puede, que ha