En las
relaciones humanas generalmente realizamos un camino casi “obvio”, el valorar
principalmente aquello que solo que resulta afín a mi persona: lo parecido, lo
igual, tener mismos gustos, ideología, puntos de vista similares frente a
diferente situaciones de la vida.
Esto es en esencia uno de los lugares de donde los seres humanos sostenemos la ilusión que tenemos los hombres de completarnos con los otros, el mito de la media naranja, dos iguales para ser uno.
La mitología griega nos cuenta que los seres humanos en un principio éramos perfectos, solo uno, teníamos una forma esférica y contábamos con cuatro piernas y cuatro brazos. Poseíamos dos caras, una que refería a lo masculino y otra a lo femenino, de esta forma, rodábamos por la vida con un sentimiento de completud.
Este estado de ausencia de falta o vacío llevo al humano, según la tradición griega, a ser arrogantes y a pensarnos como dioses. Posiblemente las mismas sensaciones y experiencias de que todo se puede, que hay pocas cosas que nos duelan es lo que sentimos cuando estamos “enamorados” de alguien.
Zeus furioso por tal actitud mando a partirnos por un rayo, lo cual hizo que desde aquellos tiempos vayamos por el mundo en busca de la otra mitad para sentir la dicha de sentirnos nuevamente completos. He aquí el origen mitológico de esta actitud humana.
Hay una idea dentro del psicoanálisis Lacaniano que el amor no existe y creo que refiere a esta ilusión, el amor en estos términos posiblemente este destinado al fracaso. Aún cuando encontremos la otra mitad, caerá la ilusión, ya que la completud mata el deseo, si lo tenemos todo ya no hay mas nada porque buscar.
Pienso que un camino posible es el de la COMPLEMANTERIEDAD, el del trabajo cotidiano de crear puentes con lo distinto del otro, ya sea un amigo, pareja, familiar y enriquecernos
Lo distinto justamente nos permite esforzarnos en poder superar nuestras limitaciones, nos diversifica con lo que no es igual a mí. Ejercer un verdadero sentido de democracia afectiva, respetando otros puntos de vista, negociando y encontrando puntos en común.
Lo complementario a diferencia de lo completo siempre nos deja un espacio para seguir creciendo, sentir nuevos desafíos, descubrir y descubrir a los otros en nuevas situaciones o proyectos.
Lic. Facundo Alvarez
Centro Psicológico San Miguel
Esto es en esencia uno de los lugares de donde los seres humanos sostenemos la ilusión que tenemos los hombres de completarnos con los otros, el mito de la media naranja, dos iguales para ser uno.
La mitología griega nos cuenta que los seres humanos en un principio éramos perfectos, solo uno, teníamos una forma esférica y contábamos con cuatro piernas y cuatro brazos. Poseíamos dos caras, una que refería a lo masculino y otra a lo femenino, de esta forma, rodábamos por la vida con un sentimiento de completud.
Este estado de ausencia de falta o vacío llevo al humano, según la tradición griega, a ser arrogantes y a pensarnos como dioses. Posiblemente las mismas sensaciones y experiencias de que todo se puede, que hay pocas cosas que nos duelan es lo que sentimos cuando estamos “enamorados” de alguien.
Zeus furioso por tal actitud mando a partirnos por un rayo, lo cual hizo que desde aquellos tiempos vayamos por el mundo en busca de la otra mitad para sentir la dicha de sentirnos nuevamente completos. He aquí el origen mitológico de esta actitud humana.
Hay una idea dentro del psicoanálisis Lacaniano que el amor no existe y creo que refiere a esta ilusión, el amor en estos términos posiblemente este destinado al fracaso. Aún cuando encontremos la otra mitad, caerá la ilusión, ya que la completud mata el deseo, si lo tenemos todo ya no hay mas nada porque buscar.
Pienso que un camino posible es el de la COMPLEMANTERIEDAD, el del trabajo cotidiano de crear puentes con lo distinto del otro, ya sea un amigo, pareja, familiar y enriquecernos
Lo distinto justamente nos permite esforzarnos en poder superar nuestras limitaciones, nos diversifica con lo que no es igual a mí. Ejercer un verdadero sentido de democracia afectiva, respetando otros puntos de vista, negociando y encontrando puntos en común.
Lo complementario a diferencia de lo completo siempre nos deja un espacio para seguir creciendo, sentir nuevos desafíos, descubrir y descubrir a los otros en nuevas situaciones o proyectos.
Lic. Facundo Alvarez
Centro Psicológico San Miguel
"...Mis plantas no crecen si no las riego con frecuencia, mi casa no se encuentra confortable al menos que me preocupe por ello, no he aprendido a andar en bicicleta sin antes caerme un par de veces..."
ResponderEliminarPerfecto!
Saludos Facu, que estés bien.
Good blog, congratulations from California dear Facu
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